lunes, julio 30, 2007


Superhéroes combaten el terrorismo
El hecho de que estén volviendo a las salas cinematográficas los grandes temas de la propaganda, los héroes que prometen salvarnos de las grandes atrocidades, tiene que ver con el fin de la Guerra Fría y el surgimiento de la nueva amenaza terrorista.
Si bien en anteriores oportunidades hemos analizado a otros superhéroes
1, ahora nos referiremos a una colección de nuevas superproducciones que recientemente invadieron las salas cinematográficas: Star Wars III, Batman, Los 4 Fantásticos y La Guerra de los mundos. Este es un período en el cual, como cada año, se busca atraer la atención de niños y jóvenes para engrosar aún más las ganancias de los estudios cinematográficos en taquilla con sus consecuentes implicaciones comerciales.El asunto no tendría que revestir mayor importancia, de no ser porque todas estas superproducciones contienen algo en común: el discurso aglutinador del combate contra el terrorismo. La nueva amenaza que se cierne sobre la humanidad, y que requiere la presencia de héroes capaces de arriesgarlo todo con tal de salvar al género humano, o por lo menos a la civilización occidental tal y como la conocemos, de las amenazas de una fuerza oscura que se cierne irremediablemente sobre nuestras cabezas.No se trata exclusivamente de lucrar con la fórmula probada del héroe para garantizar el éxito en taquilla. Se busca aprovechar el sentimiento de angustia y desesperanza de buena cantidad de espectadores2 ante las amenazas que se ciernen sobre la humanidad, para salvarlos de manera vicaria durante dos horas o más de exposición cinematográfica. La popularidad que ha merecido últimamente la fiebre y la necesidad de los estudios cinematográficos por llevar a la pantalla nuevamente las series de cómics de superhéroes que se hicieron famosos en décadas pasadas, tiene que ver con una propuesta básica que se hace llegar a las viejas y nuevas generaciones: la idea de que frente a un mundo en caos en el cual aparentemente no hay escape, siempre existe una salida. Ante el crimen y a la incapacidad de las fuerzas del orden por volver al mundo a la tranquilidad y a la calma, se requiere de nuevas capacidades.En el caso de Batman y de Los 4 Fantásticos, existe el factor mercadológico de hacer visibles a las nuevas generaciones personajes que fueron famosos en épocas anteriores, lo cual reviste un propósito utilitarista en términos de la creación de personajes cuyo impacto ha sido probado, con el paso de los años. Ya no es necesario que los estudios cinematográficos se tomen la molestia de crear el personaje, revestirlo de características esenciales y generarles una historia.3Pero en el caso de La Guerra de los mundos, la consigna es otra: se trata de traer a la pantalla nuevamente la obra literaria de H.G. Wells de finales del siglo XIX que fue llevada célebremente a la radio en los años treinta por Orson Welles4 con el consabido impacto que todos conocemos.Visto de una manera o de otra, el hecho de que estén volviendo a las salas cinematográficas los grandes temas de la propaganda, los héroes que prometen salvarnos de las grandes atrocidades, tiene que ver con el fin de la Guerra Fría y el surgimiento de la nueva amenaza terrorista, lo cual nos lanza con un ánimo de desconsuelo a la gran incógnita acerca de quién es el nuevo enemigo invisible.Así como hacia el final de la Segunda Guerra Mundial el mundo se enfrentaba ante la amenaza del comunismo y se crearon todo tipo de recursos arquetípicos para combatir sus males, de la misma manera hoy día se están estableciendo las condiciones para la lucha contra nuevas amenazas, sean éstas terrenas o no, que pueden amenazar el modo de vida occidental.Batman nos recuerda por ejemplo, que aun los ricos empresarios tienen una responsabilidad social ante la injusticia y las inequidades sociales y económicas que genera el neoliberalismo. "No basta con tener un buen corazón, hay que actuar en consecuencia", le dice Rachel Dawes al valiente Bruce Wayne."Hay que ser temido para vencer al terror", lo cual pareciera ser en sí mismo el anatema de Estados Unidos ante la amenaza internacional que representa Al Qaeda. Se combate lo que está fuera de la legalidad. Si ellos sustituyen las armas tradicionales por armas semiautomáticas, hay que tener automáticas. Si combaten con armas químicas, hay que disponer de antídotos. La lucha se convierte entonces en una lucha tecnológica en donde no solamente el visible es temido, sino que el arma invisible se convierte en el mejor de los recursos.No obstante, hay que mantener la pureza de espíritu, porque si el héroe sucumbe ante el lado oscuro de la fuerza, como en Star Wars, entonces se convierte en la esencia misma de lo que combate. Ni el mismo George Bush hubiese logrado ser tan efectivo con sus discursos sobre la necesidad de combatir las fuerzas del mal internacional, si no fuera porque -como diría el mismo Yoda- el miedo nos puede derrotar aun antes de dar la batalla. En un aparentemente eterno y congruente discurso ideologizador que se gesta hábilmente y de manera orquestada a través de todos estos personajes holywoodenses, los niños y los jóvenes aprenden por ejemplo que hay que aprender a caer, únicamente para levantarse más fuertes. Ciudad Gótica no puede sucumbir, tiene que levantarse como el ave Fénix de sus propias cenizas. La raza elegida de los Jedi -léase el modo de vida norteamericano- debe prevalecer porque es la única que puede ser guía para el resto que estamos en la oscuridad. El mal no se rinde
En el lado oscuro siempre están los que quieren ir en contra de los que tradicionalmente han visto la luz o se encuentran cegados (por ignorancia desde luego) por alguna ideología que favorece valores contrarios a la libertad. No es libre por supuesto quien se inmola en pro de ideales comunitarios. Es libre quien de manera racional lucha por sus intereses y por la libre decisión de otros de luchar cada uno por el suyo propio. El sacrificio tiene incluso sus propias limitaciones. El héroe puede sacrificar su vida privada siempre y cuando sea a favor de las libertades de otros, pero ha sido libre al decidir hacerlo. Aun como en el caso de Los 4 Fantásticos, las capacidades especiales son un don con el que hay que saber vivir. Posiblemente incomprendidos, los héroes están fuera de su entorno y deben luchar incluso contra la exclusión misma de aquellos que no los aceptan, pero que en el fondo los admiran.La tolerancia es ciertamente una actitud que no se enseña a los niños a través de las historias de héroes. A los héroes les está vedada la felicidad, salvo que se trate de seres de su misma especie. La Mole fue abandonado por su mujer debido a su aspecto y tuvo que conformarse con el afecto de una ciega que afortunadamente pudo ver más allá de su apariencia. Afortunadamente, la Mujer invisible y el Hombre elástico ya tenían una relación previa, lo cual hizo posible una cierta dosis de felicidad entre ellos. Para la Antorcha humana, el destino no está muy claro, pero bueno, mientras no encienda en demasía su fuego, por lo menos sabe que puede tener cierto atractivo con las mujeres. Lo interesante de Los 4 Fantásticos es que pese a haber adquirido sus poderes debido a la falla en un experimento científico, las capacidades de todos y cada uno de ellos son físicas, lo cual pone en tela de duda la vinculación entre el bien y la inteligencia humana. Para vencer al enemigo hay que recurrir a la fuerza, o por lo menos ése es el mensaje ulterior que pudiera quedar en la mente de los pequeños. El enemigo en este caso es un hombre de empresa cegado por el odio y el rencor después de haber perdido todo su poder y su fortuna, lo cual viene a demostrar que el terrorismo puede tener muchas caras y una de ellas puede ser precisamente el deseo de venganza contra el modo de vida capitalista.El talón de Aquiles de los héroes es la misericordia. Un héroe que se convierte en un verdugo no es un verdadero héroe. Por eso al final el héroe siempre le perdona la vida al villano. Ello le da continuidad a la historia. El héroe siempre existe en función del villano. El protagonista tiene que tener, por definición, a un antagonista. De manera que el bien lucha contra el mal, pero nunca lo vence, lo cual garantiza también la continuidad del discurso. Hay que estar siempre preparados para luchar, porque el mal no se rinde. Lo que distingue al héroe del villano son los buenos sentimientos. El valor de la vida sigue siendo el más alto de los valores, pero todo depende de la vida de quién se trate. En La Iliada, Paris justifica la muerte de miles de troyanos con tal de salvar a Helena. Los eewoks son dispensables. No importa que ellos sucumban porque son subdesarrollados y están para defender a los Jedi.En las historias de los héroes modernos también hay clases y roles. La Mujer invisible no pierde sus atributos femeninos ni su rol secundario por ser invisible, de la misma manera que Padme se sacrifica dando a luz a Luke y a Leia. La Mole sufre por no corresponder a los estándares de belleza que marca occidente, y se consuela con poseer una fuerza descomunal. El Hombre elástico y la Antorcha humana tienen que recurrir al optimismo y a la comicidad barata para sobreponerse a la idea de ser fenómenos inadaptados socialmente.Las condiciones de generación de nuevos mitos cambian, pero las estructuras ideológicas siguen siendo las mismas. La razón occidental sugiere una situación de sumisión entre quienes tienen el don, la clase, la inteligencia o el poder, y quienes no lo tienen. En todo caso, se requieren de capacidades especiales para luchar contra aquellos quienes se ubican fuera de los parámetros de normalidad conocidos.La lucha por el poder es una lucha inútil en la medida en que quienes luchan por arrebatarlo o por lo menos contrarrestarlo de sus debidos poseedores, se desplazan desde una ideología que no es la que la razón occidental propone.El antropocentrismo renacentista sigue estando presente en La Guerra de los mundos en la medida en que los terrícolas nos seguimos sintiendo dueños absolutos del universo y no concedemos a los seres de otros mundos ni siquiera la mínima inteligencia para haber tomado en cuenta las posibilidades de luchar contra virus y microbios creados por efecto de nuestra propia evolución. El modo de vida occidental sigue sintiéndose superior no sólo a otras ideologías o formas de vida en este planeta, sino incluso a otras formas de vida fuera de él.Resulta notable entonces la coincidencia entre revivir a héroes de las tiras cómicas o de obras de la ciencia ficción de finales del siglo XIX o fantasear respecto de la vida en otras estrellas: la iconografía contemporánea se relaciona de manera esencial con las aspiraciones mitológicas de la antigüedad. Tener capacidades o cualidades excepcionales puede ser la única solución para luchar contra los peligros que nos aquejan. El hombre por sí mismo no puede vencer sus miedos. Necesita apoyarse en otros venidos de un mundo superior a fin de garantizarse un futuro.

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