domingo, septiembre 09, 2007

Me quedé sorprendido (otra vez) al comprobar el grado de idiotez al que habíamos llegado en este país, cuando el jurado de los premios Príncipe de Asturias, anunciaba que Al Gore sería galardonado en el apartado de Cooperación. Se ve que quieren crear tradición con eso de premiar a quienes han sido previamente oscarizados. Ya lo hicieron con Woody Allen y repiten la secuencia con el jinete del apocalipsis climático. Claro que, las películas de Allen estimulan el cerebro y la sonrisa mientras que lo de Al Gore sólo consigue darme ciertos espasmos estomacales.
Aquí en España es que somos horteras por naturaleza y nos gusta parecer que vamos a la cabeza de un montón de chorradas de las que luego nadie se acuerda (aquí fuimos los primeros en votar una Constitución Europea o algo así, ¿no?). Después de que la progresía americana se rindiera a los pies de este gurú que está amasando cantidades ingentes de dinero con la historieta del cambio climático, la española, quiere también dar su espaldarazo de país de segunda fila a Al Gore.Por cierto, realmente patético ver para lo que ha quedado Leopoldo Calvo Sotelo, destacando los "grandes logros" del ex-segundo de Clinton. Hay gente a la que cualquier presidencia le sienta mal. En cualquier caso, todos sus compañeros y adláteres de la izquierda rojiverde, lo agasajarán cuando venga a recoger el premio. Ya lo hicieron cuando vino difundir su evangelio "ecolojeta". Seguimos siendo igual de catetos que aquellos vecinos de Villar del Río, que preparaban entusiasmados la bienvenida de aquél inexistente Mister Marshall, pero no con las sanas intenciones y la bondad castellana de aquellos personajes.Y es que, cómo no, alguien tenía que hacer negocio con "Una verdad incómoda" en España. ¿Quién será? ¡Tachán! Sí, por supuesto, Jesús Polanco, a través de su imperio PRISA, será el encargado de distribuir la cinta en España y de hacer una gira por varios colegios e institutos, para la que se busca patrocionio de alguna empresa del Ministerio de Fomento de Magdalena Álvarez para difundir el vídeo. El documental, claro está, critica explícitamente la gestión medioambiental de George W. Bush, pero nada explica sobre las influencias de Enron para influir a Clinton, sobre las nulas medidas de prevención implementadas por la administración demócrata para prevenir catástrofes como el Katrina (según Al Gore consecuencia del cambio climático) ni, por supuesto, sobre el nulo impulso dado por los propios demócratas durante ocho años a las energías alternativas.Al Gore es un personaje oportunista, catastrofista e hipócrita. Mientras promulga la necesidad de cambiar los hábitos de Occidente a partir de los propios hogares, él gasta en energía para mantener su mansión veinte veces lo que gasta un norteamericano medio y es propietario de una mina de cinc que generó casi 2 millones de residuos potencialmente tóxicos. Pero todo eso nos da igual, nos sigue seduciendo el progresismo de salón y moqueta. Y si está bendecido por un Oscar de la Academia, mejor que mejor, aunque sea cosa de los "yanquis".

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